La eficiencia energética busca tener el máximo rendimiento de la energía consumida sin comprometer el confort de los usuarios. Pero no todo lo que parece una vía hacia el uso eficaz de la energía lo es.
Contenido
1. Los aparatos en standby no consumen energía
El stand by, o consumo fantasma, es el estado que tienen los aparatos electrónicos que están conectados y a la espera de uso.
Se cree que el hecho de que un aparato esté en “modo espera” no está consumiendo electricidad, pero no es así. En realidad, desde que esté enchufado genera gasto energético porque hay una permanente transferencia de energía de la toma hacia el electrónico.
El ejemplo más común del consumo de standby en las viviendas lo tienen los televisores, los ordenadores, las cafeteras, los microondas, los cargadores y las consolas de videojuego.
La manera más simple y económica de reducir el consumo por standby es apagar y desenchufar los electrónicos y electrodomésticos que no estés utilizando. También puedes utilizar regletas: esto te permitirá cortar el suministro de los aparatos conectados a esta sólo con activar o desactivar el interruptor.
Otra opción es utilizar enchufes inteligentes. Al poder programarlos o controlarlos de manera telemática permiten hacer un uso más eficiente de la energía.
2. Lavar los platos a mano gasta menos energía que el lavavajilla
Esta falsa impresión viene del hecho de que al lavar los platos a mano no estamos usando un electrodoméstico (que consume electricidad).
PERO no estamos tomando en consideración que, al no ser una función automática, no controlamos la cantidad de agua que usamos, ni el gasto energético que implica calentar el agua corriente sanitaria para facilitar la eliminación de grasa o en temporadas de frío.
La realidad es que al lavar los platos con el lavavajillas gastas menos agua y electricidad porque estos aparatos están diseñados para hacer un uso óptimo de los recursos (tienen temporizadores, medidores de volumen de agua y temperatura).
Eso sí, esta lógica aplica siempre y cuando se haga un uso racional de este electrodoméstico:
- Ponerlo en marcha sólo cuando la carga esté completa.
- Retirar los restos de comida.
- Usar la temperatura del agua lo más fría posible si no hay residuos altos en grasa.
Si se cumplen estas condiciones, puedes ahorrar cerca de 30 litros de agua al día y 10% de electricidad en este concepto.
Mantener la temperatura constante ahorra energía
Falso. Cada grado centígrado que disminuyes en la calefacción implica 7% de ahorro, mientras que cada grado que aumentas en el aire acondicionado genera un 8% de economía energética.
Esto significa que es más rentable hacer variaciones en la temperatura cuando no se está usando la vivienda o la estancia en lugar de mantenerla.
Más aún: apagar la calefacción por las noches (digamos que entre las 22h y las 06h) puede implicar un ahorro de hasta el 13%, ya que se estaría aprovechando el calor del ambiente luego de 16 horas de climatización contínua.
3. El aislamiento térmico no es tan importante
Te sorprendería saber que una vivienda u oficina con problemas de aislamiento térmico puede consumir entre 30% y 50% más energía.
La razón es simple: los espacios no tienen la capacidad de retener ni el calor de la calefacción en invierno ni el frío del aire acondicionado en verano.
Esto quiere decir que, probablemente, necesitarás mantener la temperatura constante de la calefacción o el aire acondicionado, y que no podrás apagar en ningún momento tus sistemas de climatización.
(¿Recuerdas el punto anterior?)…
Por eso el Gobierno promueve con tanta insistencia (y subvenciona) las reformas que implican sustitución de aislantes térmicos de las fachadas y cambios de ventanas.
4. Las cocinas de vitrocerámica son más eficientes que las de gas
Nada más lejos de la realidad: las cocinas de vitrocerámica consumen 4 veces más energía que las cocinas a gas.
Pero como todo es relativo, hay que ponderar que la electricidad que alimenta las cocinas de vitrocerámica puede provenir de fuentes 100% renovables y verdes, como de instalaciones fotovoltaicas o de sistemas aerotermia, mientras que el gas siempre será un combustible fósil.
Esto no hace que las cocinas de vitrocerámica sean más eficientes, pero sí pueden llegar a ser menos contaminantes. Si decides usar una cocina eléctrica, lo recomendable es que sea de inducción.
¡Ah! Y un apunte sobre las cocinas de gas: poner el fogón al máximo no ayuda a que los alimentos se cocinen más rápido, sólo hace que las llamas sean más grandes y que se desperdicie ese calor.
El verdadero secreto de una rápida cocción está en tapar los recipientes, porque contiene la pérdida de calor. Y estalógicaaplica a todotipo de cocinas.
Si vives en la provincia de León y quieres mejorar el aislamiento térmico en casa, no dudes en pedirnos un presupuesto sin compromiso llamándonos y si prefieres que te llamemos, puedes rellenar el formulario a continuación.